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Escribe:
¡Neike Chamigo!
desde
Formosa
“Después de 30 años de disciplinado sacerdocio he renunciado a mis condiciones formales de Obispo, sin dejar de ser Cristiano ni paraguayo, para dedicarme a la política, trabajar por un proyecto y buscar convertirme en Presidente de la República del Paraguay para servir a mis queridos sufridos hermanos de este hermoso y bendito País"
Así se definía FERNANDO LUGO y decía:
“Si el pueblo decide que yo sea Presidente, mi gobierno trabajará en forma dinámica sobre tres ejes fundamentales:
a) La reconciliación Nacional
b) Una justicia libre y soberana
c) El crecimiento con equidad social
Reconciliación: Dejar de lado todos los rencores y trabajar por la unidad de todos los Paraguayos.
Sin perdón ni reconciliación no puede existir paz, y sin paz no puede haber progreso
Justicia: Una justicia renovada con jueces honestos, serviciales, confiables, valientes y capaces de aplicar la ley sin temor. Una justicia sin jueces probos fortalece la delincuencia, engorda la corrupción y destruye el País.
EQUIDAD SOCIAL: Mi compromiso será cumplir con ese pueblo olvidado trabajando día y noche para elaborar leyes que puedan generar trabajo, riqueza y justicia social”.
El domingo a la noche Paraguay vivía la inmensa alegría de terminar con 61 años de dominio de un partido que sumió al país en una pobreza endémica, con una corrupción tremenda que se enseñoreó en todo ese tiempo.
El domingo a la noche las palabras que más se escuchaban en el alborotado núcleo de seguidores de LUGO era “¡¡ESPERANZA!! Ya no podíamos más, necesitábamos el cambio”.
EL PARTIDO COLORADO no escatimó esfuerzos para desacreditar a LUGO, llamándolo cura malo de la cabeza, terrorista, el Hugo Chávez Paraguayo o el Obispo rojo. El futuro Presidente dejó de responder a los insultos y calumnias;
solo dijo: “NO SOY FIDEL CASTRO, NO SOY HUGO CHÁVEZ, NO SOY EVO MORALES, SOY FERNANDO LUGO Y SIEMPRE LO SERÉ
INCLUSO CUANDO OCUPE LA PRESIDENCIA”.
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