viernes, 18 de agosto de 2017

También Barcelona sirve para mostrar nuestras miserias

 En unos pocos kilómetros España sufrió dos atentados. en menos de 24 horas, Los terroristas están detenidos o muertos, al menos en su mayoría. Uno no puede dejar de pensar en la embajada de Israel en la Argentina,  la AMIA,  la muerte de Nisman,  la desaparición de Julio  López,  Santiago Maldonado, el avión que iba al norte con tres personas, el caso Pomar, y seguramente cientos de casos diferentes pero con un destino casi común, la lentitud exasperante en su resolución y, e
n la mayoría de esos casos, en el no esclarecimiento.

Qué lejos estamos.  Podríamos decir que la explosión en Alcanar,  a 200 km de Barcelona, dio una pista segura.  Acá se voló la embajada y la AMIA y no fue elemento como para detectar nada. y peor, acá no se detiene a nadie, o casi nadie y la mayoría de las veces a personajes menores o perejiles; triste situación.
Argentina MALgasta fortunas en servicios de seguridad e inteligencia,  organizaciones militarizadas o policiales especiales,  despliega fuerzas a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio y nada. Lo único que se sabe es que desde hace cuarenta años los organismos de de seguridad van cambiando de nombre y de jefes políticos, pero sus actores son los mismos,  y casi siempre sospechados de estar más del lado del encubrimiento que del esclarecimiento.

 Y este gobierno nada ha cambiado, o casi nada. España vive su tragedia, el mundo occidental la sufre,  pero de inmediato ha reaccionado y  ha mostrado a la ciudadanía del mundo que sus fuerzas de seguridad funcionan. Quizás les falte mucho más en prevención y esto tenga que ver más con coordinación internacional que con su propia excelencia pero ante la acción, reaccionan y cumplen.

Uno tiene la sensación que nuestros organismos están becados para hacer turismo y de paso ofrecer protección al delito interno y externo. La seguridad interior e inteligencia de estado es,  sin lugar a dudas,  otra parte mas de nuestra Argentina que parece aún muy lejos de encontrar su corrección.

jueves, 17 de agosto de 2017

Consejo de la Magistratura: El que roba a un ladrón… es otro ladrón

El gobierno usó de toda su habilidad política para hacer caer al camarista Eduardo  Freiler. Lo que hizo es seguramente legal,  conforme a derecho,  como le gusta decir a los que usan el diccionario de tribunales. Pero también fue una “picardía”,  una “viveza criolla”,  y hasta hay indicios de que bien pudo haber llevado a cabo la maniobra con la complicidad de hasta la Corte Suprema de Justicia.   Claro,  nadie lo puede asegurar,  mucho menos probar. Pero todo pudo ser. Y se hizo.  Si esto lo hubiera hecho el Kirchnerismo,  que de paso hay que recordar que mil veces lo ha hecho,  todo el arco opositor lo hubiera criticado fieramente.  Ahora,  por diferentes razones,  las voces más críticas seguramente serán solo de un solo lado,  del grupo de los K. Y tienen muchos motivos; temen que al amparo de estas picardías las causas penales en su contra avancen mucho más rápidamente.  Y esto no le parece mal a la mayoría de la sociedad, al resto de los opositores al gobierno y al propio oficialismo.  Pero no está bien.

La jugada que le permitió al oficialismo aprobar el juicio político contra Eduardo Freiler se basó en el aprovechamiento de la ausencia del reemplazante de Ruperto Godoy en el plenario del Consejo para alcanzar la mayoría necesaria para suspender al camarista. La Corte Suprema había informado que le tomaría juramento hoy mismo a Pais, que integra el bloque del PJ en la Cámara alta. Sin embargo, Lorenzetti dejó en suspenso la ceremonia a la espera de un acuerdo entre los integrantes de la Corte. El oficialismo apuró el trámite y votó el caso Freiler  lo antes que pudo, adelantándose a la toma de la jura de la corte y dejando el número de consejeros con uno menos con lo cual alcanzó los dos tercios necesarios.

Nadie duda que el Dr. Freiler, además de no haber podido justificar su patrimonio multimillonario,  ha sido el freno que tuvo el Kirchnerismo  en todas las denuncias penales más pesadas,  en todos los casos con culpabilidad en primeras instancias que de la mano de la cámara integrada por Freiler,  Ballesteros y Farah fueron desestimadas y muchas,  muchísimas denuncias cargadas de pruebas terminaron siendo desestimadas. Esta cámara,  amparada por las conductas zafaronianas de la justicia y con el paraguas de Justicia Legítima,  protegió siempre vandálicas actividades de funcionarios del Kirchnerismo y sus socios  entre los que se destacaron siempre Lázaro Báez, Cristóbal López y varios testaferros más. Nadie duda de que esta cámara fue una vergüenza  para la justicia,  ese poder al que todo el tiempo le estamos pidiendo que actúe,  ese poder al que muchas veces hemos catalogado como el peor obstáculo para el desarrollo de la Argentina como país serio y prometedor. Era de esperar que la justicia avance,  se depure,  sane,  pero sane en serio. 

La transparencia de las instituciones y el Estado de Derecho es una de las batallas que Mauricio Macri dijo que iba a dar. Aprovecharse de la falta de un miembro del Consejo de la Magistratura  para cumplir con el objetivo de sacar a un camarista,  por más corrupto que sea, se parece mucho a eso de que el fin justifica los medios. Y si además, para que ese miembro faltante no llegara a participar, fue demorado adrede, mucho menos. Hablando en términos futboleros digamos que si se empieza un partido ante un equipo al que le falta un jugador que no llegó a tiempo, es reglamentario pero no deportivo; pero si a ese jugador le cerraron la puerta para que no pueda salir y llegar a tiempo, es muchísimo peor. 

El Presidente Macri se expresó exultante sobre el tema: "Para mí la suspensión de Freiler es una paso enorme en la Argentina hacia el fin de la impunidad", sostuvo,  y agregó, "Quiero felicitar a los consejeros que tomaron la medida de hoy. Por este camino vamos a ser más confiables y previsibles". ¿Está tan seguro señor presidente que hacer “picardías” dentro de los organismos nos hace más confiables y previsibles?




El gobierno tiene todo para confiar en una victoria en octubre

No sólo los mercados han avanzado claramente en sentido de prever una victoria del oficialismo en octubre. El gobierno  también siente lo mismo.  Cristina trata de trasformar aquella expectativa de sus aduladores de turno, que le daban una victoria de hasta 12 puntos en algunos casos, en festejar un “triunfo” por décimas.  Lo de “festejar” encomillado tiene que ver con que no tiene nada que festejar porque ya los propios integrantes de su círculo más cerrado habían dicho el sábado, antes del acto eleccionario, que “ganar por dos puntos es perder en octubre”. Y es así.

Ahora juegan los políticos y quizá,  siempre vapuleado,  sólo  defendido por Macri,  Emilio Monzó vuelva a ser la herramienta que, desde las sombras, le permita a Cambiemos desarrollar la ingeniería electoral que hace falta para ganar cómodamente en  octubre. El gobierno también sabe que juega a favor otra cuestión más que importante; el temor a la vuelta de Cristina a los primeros planos del poder está grabado a fuego en más del 65% del electorado.  Estas PASO,  que son inútiles en el objetivo de elegir candidatos que ya antes estaban elegidos a dedo,  sirven al electorado para tomar consciencia de cómo es la situación y replantear su voto en función del ya cada vez más popular “voto útil”.

En esta cuestión  hay un electorado que ha votado a Florencio Randazzo que difícilmente vote a Cambiemos  y hasta se quede con el hombre de Chivilcoy aún a sabiendas de que su voto no sirva para ganar una banca; pero otra parte,  seguramente muy significativa., se estima del orden del 40%,  que va a transformar su voto  en “útil” votando a Cristina.

Por otro lado hay un electorado mucho más potente,  el triple que el anterior,  que ha votado a Sergio Massa. Tiene como particularidad un fuerte rechazo  contra Cristina y su visión de la política y la economía está mucho más cerca de Cambiemos que del peronismo en su conjunto. Es muy probable que un  segmento muy significativo de los votantes de 1País terminen votando a Cambiemos. La paridad original entre Bullrich y Cristina es muy grande, pero la enorme diferencia entre votos massistas y randazistas debiera inclinar claramente la balanza final a favor de Cambiemos.

Ante este escenario,  la jugada política de cambiemos es lógica;  un hombre como Emilio Monzó es el indicado para hablar con intendentes  peronistas y massistas para acordar políticas básicamente de infraestructura, logística y hasta de salvatajes financieros a cambio de fuerte difusión de la obra pública nacional o provincial en sus distritos hasta, por ejemplo, llevar boleta municipal corta para dejar al electorado votar libremente senadores y diputados.


El recuento de votos terminará y ya Bullrich  aceptó que Cristina ganará por décimas. Una victoria pírrica. Servirá para tratar de desacreditar  por unos días lo que ella llamó “inaudito, insólito,  vergonzante” al considerar una manipulación del oficialismo durante la difusión del escrutinio,  pero para muy poco más que eso. El escenario de cara a octubre muestra un horizonte gris para Unidad Ciudadana,  su futuro como oposición y lo peor, aleja a Cristina Fernández  definitivamente de cualquier sueño de volver convertida en líder del resurgimiento del peronismo, al que sólo siempre adhirió por conveniencia electoral. 
Los mercados marcaron las primeras encuestas mirando octubre

No hay dudas que  los mejores observadores de la política no son los analistas del tema sino los mercados.  Tan es así que suelen anticiparse y por mucho a los vaivenes del poder y a los resultados electorales.  El mercado está acostumbrado a prever y protegerse para poder luego aprovechar las ventajas y crecer.  Es tan así que muchas veces pierde, y mucho,  a la hora de preservarse y ni bien avizora el clima propicio para ganar sale rápidamente a mostrar el camino y recuperar terreno para pasar a ganador,  casi siempre por mucho.

Esta vez, con la corrida fuerte del dólar, quedó claro que los mercados apostaron a la seguridad  que siempre significa en este país la divisa norteamericana.  Lo hicieron aún a sabiendas de que, si el resultado electoral les indicaba otro camino,  al deshacerse de los billetes verdes para volver a las Lebacs y demás herramientas financieras  les iba a resultar una pérdida. Es el precio que siempre están dispuestos a pagar por la seguridad de sus inversiones.

Pasó al primera elección de 2017,  estas inútiles PASO,  para la política, pero un testeo importante para los mercados y para el oficialismo. El resultado del día después marca que los mercados leyeron con seguridad el resultado, aun cuando no está definido todavía, y pusieron en marcha sus acciones para recuperar lo perdido. El oficialismo, con una sonrisa clara, se muestra tranquilo y dispuesto a avanzar en medidas que hasta ahora no tomó y que seguramente van a incomodar a muchos  en el camino a la reducción de déficit fiscal y la búsqueda de un paulatino acomodamiento  de las cuentas públicas mirando al futuro.

El día después marcó que los mercados tuvieron confianza en la victoria de octubre del oficialismo,  observan una fuerte consolidación de Cambiemos en las cámaras legislativas que, sin bien no darán mayoría, posicionarían muy fuertemente  al gobierno para llevar adelante, mediante acuerdos, algunas de las correcciones más sensibles. Eso les da margen de confianza como para bajarse del dólar, que el gobierno ahora trata de que no se caiga demasiado, y juegan en otros roles financieros normalmente  mucho más rentables.

La inversión productiva  reacciona mucho más lentamente y es incógnita

Los mercados son de acciones directas y se mueven en minutos,  Las inversiones financieras tienen una movilidad sorprendente.  Las inversiones productivas son de otro ritmo. Es lógico;  sacar y poner dinero en un lado o en otro es una operación de segundos;  movilizar inversiones productivas puede llevar años y en el caso de las grandes inversiones mucho más aún.  Los inversores en industria no se conforman con que el gobierno pueda afianzar  su proyecto;  necesitan que la enorme mochila impositiva que tiene hoy la producción en la Argentina se alivie ciertamente o por lo menos esté en ese camino en forma clara, plasmada en leyes sancionadas y con proyectos claros a futuro. Esa inversión puede dar señales verbales positivas desde ahora pero puede tardar todavía años en aprobar la gestión del gobierno de Macri poniendo su plata; no se conforma con una victoria electoral que le da sólo dos años de mayor tranquilidad por delante. 
Faltos de democracia: El uso obsceno de una situación grave

Mientras se asocia al gobierno con la dictadura, la ministra Patricia Bullrich asegura que la comunidad mapuche se cierra y no colabora, nadie testimonia haber estado en  el momento de la desaparición ni se aportan datos de quienes lo podrían haber acompañado en ese momento y paralelamente grupos pro mapuches quemaron una bandera argentina y pintaron las placas de gendarmes que cayeron en Malvinas como soldados argentinos. En ese marco, el Estado debe dar respuesta sobre la verdad del paradero de Santiago Maldonado

Desde que sucedió y de allí en más, cada día con más virulencia,  la gravísima desaparición del joven artesano Santiago Maldonado se transformó en una detestable acción de campaña electoral.

El hecho en sí es gravísimo. Así como fue y sigue siendo muy grave la desaparición de Julio López en épocas del Kirchnerismo, misterio que el Estado no ha podido develar, la desaparición de Maldonado es igualmente grave.   A López se lo llevó vaya a saber quién. En el caso Maldonado  las denuncias apuntan a Gendarmería,  o más  claramente al grupo  operativo que actuó el primero de agosto en una protesta del grupo RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) en Esquel donde,  entre otras exigencias, se pedía por la libertad de Jones Huala, reclamado por terrorista por la justicia de Chile y responsable de la arenga constante hacia la violencia en Argentina,  aún desde donde está detenido

En este caso, como en el de López, el Estado, quien debe velar por la seguridad de la personas, quien utiliza una enorme suma de dinero para mantener sus fuerzas de seguridad, sus  cuadros policiales,  la justicia y su servicio de inteligencia,  es el que debe dar urgente respuesta aclarando los hechos y devolviendo con vida al desparecido.  Su responsabilidad es esa y está muy bien que la ciudadanía se lo reclame airadamente,  máxime si tenemos en cuenta que el Estado no ha resuelto desde hace ya muchos años ninguno de los graves hechos de sangre que han conmocionado al país.  No sólo tiene que ver con los hechos vinculados a las fuerzas de seguridad. Hay un sinnúmero de muertes y  todas son igualmente graves porque finalmente, por una u otra razón, hay seres humanos que pierden la vida,  y sus tragedias no hay sido resueltas, los casos no fueron esclarecidos y nada indica que un día lo serán.

Pero desde la desaparición de Santiago Maldonado,  las voces que impúdicamente pretenden comparar al gobierno democrático actual con los hechos de la dictadura tienen una detestable intencionalidad política que debemos repudiar,  tanto como la falta de resultados en la acción del estado.  Tampoco es bueno que haya declaraciones sospechosamente  oportunistas de distintos actores de la comunidad que aparecen denunciando posibles avistajes del desparecido en la Mesopotamia argentina.

Es cierto que esta desaparición  sucede justo a días de las elecciones y de eso nadie es responsable,  pero utilizar esta gravísima situación  para comparar al gobierno democrático con la dictadura  y responsabilizarlo de lo que bien pudo haber sido un exceso del grupo operativo de gendarmería no es inocente.  Exigir justicia sí, exigir la aparición inmediata con vida del desaparecido también, tratar de confundir al electorado de que estamos en manos de una dictadura  es abominable y por sobre todo muestra la falta absoluta por parte de un sector de la política de respeto por la democracia que tanto nos ha constado conseguir, por el  estado de derecho que pagamos con sangre,  retroceso, dinero y forma de vida.

En esta dramática situación es imprescindible que el Estado ponga toda su  energía y que la ciudadanía  aporte todo lo que pueda para ayudar al esclarecimiento. En este marco resulta absurdo y cuanto menos llamativo lo que cita el Diario La Nación de hoy sábado cuando habla de la falta de colaboración de los grupos involucrados; “La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich,  pidió hoy a la comunidad RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) que ocupa tierras en Chubut "que se abran, no que se cierren" y ayuden en la búsqueda del mochilero Santiago Maldonado porque, remarcó, "no pudimos entrar al territorio donde según ellos lo vieron por última vez".


Acá debe actuar la justicia; determinar qué pasó realmente  con Santiago Maldonado, si fue efectivamente secuestrado, en qué circunstancia,  de qué manera,  qué han hecho con él,  con su vida, con su cuerpo,  y sea quien sea el responsable  de lo que haya pasado,  que sobre él caiga todo el peso de la ley.  El estado de derecho no es nada más ni nada menos que eso, que todos seamos beneficiados con la protección y garantías de la Constitución y que los culpables sean apartados sin miramiento de nuestro tejido social. No se trata de revanchas, represión ni violencia, se trata de la verdadera imposición de justicia. 
PASO 2017: La estrategia k que compraron todos sus adversarios
En realidad,  el kirchnerismo murió. Uno termina llamándolos K  por costumbre,  pero con la muerte de Néstor Carlos Kirchner,  Cristina se las ingenió para hacer de aquel capital político la base de poder de su perfil,  totalmente diferenciado del de su esposo, que bien puede llamarse Cristinismo.

Es Cristina Fernández una política con pobres herramientas  de construcción de fuerza,  y quedó demostrado que,  más allá de su victoria de 2011 en la que la figura de su esposo muerto tuvo muchísimo que ver, ha perdido todas las otras elecciones desde 2009. Eso demuestra claramente que su capacidad de construcción política es muy limitada si no nula.

Pero está claro que lo que sí maneja es su enorme capacidad para erigirse en candidata.  Todo lo que no puede armar de aparato es capaz de hacerlo en la entronización de su persona.  Es indudablemente una gran candidata  y para ello se apoya en sus dotes histriónicas,  en su enorme capacidad oratoria y sus dotes de actriz.  Es, sin ninguna duda,  la mejor candidata que un partido puede tener,  pero cuando ese partido es además dinamitado por su soberbia, prepotencia y tozudez,  el resultado final es negativo,  como sucedió en 2009, 2013 y 2015.  Es muy probable que 2017 no sea una excepción.

Nadie mejor que ella para saber de sus aptitudes, quizás no tanto de sus defectos,  a los que evidentemente no logra visualizar ni muchos menos tolera que se los marquen. Lo que sí ha hecho es aceptar las sugerencias de sus nuevos asesores que esta vez la llamaron a silencio y a la actuación como telón de fondo de los actores que mandaron a expresarse, aquellos supuestos agradecidos  beneficiados con su gestión y ahora “mancillados“ por la el gobierno de Cambiemos. Y por sobre todo, a plantear que este 13 de agosto es la gran batalla en la que ella y sus seguidores sostienen que va a ganar la elección.  Y el resto parece haber comprado ese discurso y abonan la teoría de la “competencia” electoral de las PASO. Grave error de sus adversarios.

El domingo próximo ni Cristina, ni Bullrich  ni Massa, para nombrar solo los tres primeros que  figuran en las encuestas,  van a ganar nada; o si, solo van a ganar el derecho a participar en la elección de candidatos que será en octubre. Saque los votos que saque, cada uno solo obtendrá, de acuerdo a lo que se visualiza en los sondeos, el camino a una banca. Quién ganará se definirá en octubre. El cristinismo ha establecido las PASO como la madre de todas las batallas y sin embargo no serán tal cosa ni mucho menos.

La elección será en octubre y nadie sabe cómo reaccionará el electorado de cara a la decisión de elegir entre los definitivos candidatos. Puede pasar cualquier cosa. Pero lo que menos parece es que Cristina pueda ganar en esa elección.  El número de electores que parecen no estar de acuerdo con ella por ninguna razón indica claramente que el efecto 2015, el voto anti,  podría volver a  imponerse. Pero tampoco eso se puede aún intuir.

Es posible que si Cristina logra un resultado importante  se pueda producir un corrimiento de los electores de Massa a Bullrich,  de Bullrich a Massa o de Randazzo a Massa. Lo único que Cristina puede asegurar es que sus votantes,  absolutamente fieles, casi apostólicos, seguirán junto a ella hasta el final.


Una vez más queda demostrado que la habilidad en la comunicación no es el fuerte que puede mostrar Cambiemos;  y en este caso, Massa, Randazzo y el resto se han contagiado y le hacen el juego a la ex presidenta en la propaganda electoral.   
Una vez más la justicia muestra ser nuestro peor obstáculo

El fallo que lavó de responsabilidades a Amado Boudou es una afrenta más de la justicia argentina a sí misma. Una vez más quedó demostrado que la justicia no obra como tal frente al poder de turno.

Amado Boudou es culpable.  De eso no duda ni un adolescente.  Después,  esta suerte de parodia que es nuestra justicia,  abusando del viejo axioma de que hay mitad de la biblioteca a favor y mitad en contra,  nuevamente,  tras los desaciertos del Bonadío cuando dejó prescribir la causa,  ahora el tribunal,  tras tres años de gastos que pagamos todos,  dice,  apoyándose en la mitad de la bibliografía que beneficia al barbado rock star del gobierno de Cristina,  que la causa prescribió,  Por supuesto que ni por casualidad podría decir que es culpable,  primero porque jurídicamente no corresponde una vez dictaminada la prescripción y segundo porque lo único que hicieron desde 2009 hasta ahora fue tratar de ocultar la culpabilidad manifiesta.

Es una causa menor,  seguramente Amado Boudou estará mucho más preocupado por procesos en marcha,  muchísimo más graves y donde,  excepto que  la justicia siga haciendo lo mismo que con la documentación apócrifa del auto vendido,  su responsabilidad no va a prescribir.

Bonadío,  el que ahora se erige como el enemigo de la ex presidenta y el paladín de la lucha contra la corrupción, fue el primer gran responsable de la prescripción de esta causa.  Los jueces Gabriel Vega, José Michilini y Adrián Grünberg.,  de la Cámara Federal porteña se encargaron de ponerle el moño a la maniobra al utilizar la mitad de la biblioteca que avalaba la prescripción.

Hoy, la fiscal Stella Maris Scandura confirmó que apelará ante la cámara de casación la sentencia y ratificó que los papeles presentados en el trámite eran "todos espurios" dice el diario La Nación de hoy sábado. Quizás se venga un nuevo round. Pero el papelón de la justicia ya sumó otra marca más a su deprimente derrotero.


Todo seguirá su curso;  a nadie le importa demasiado la resolución de la cámara;  adherentes y críticos del ex vice presidente saben la verdad, y la ciudadanía sigue asistiendo  a un marco legal en el que la verdad no vale nada y hacer las cosas mal tiene mucho más premio que hacerlas bien.  Mientras tanto, nuestra esperanza de poder un día ser un país en serio, republicano y de progreso,  siguen siendo relegadas a un plano desconocidamente posterior.
“La economía, estúpido”

La histórica frase de James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton, se repite una y otra vez y se seguirá repitiendo. Una verdad que se comprueba  gestión tras gestión en todos los lugares del mundo,  pero que muchos de los que gobiernan parecen resistirse a aceptar. En Argentina no hay excepciones.

Es cierto que el gobierno de la viuda de Kirchner dejó un país sin rumbo,  sin proyecto, sin programa, sin norte; un país en el que el imperio del parche se realimentó día a día mientras se iba camino a la nada misma. Por fortuna  los tiempos se terminaron antes de la gran caída y es por eso y solo por eso que hay todavía un porcentaje más que interesante de adherentes que,  porque no tienen necesidad de entender de política económica,  nunca se enteraron ni se enterarán de lo cerca que estuvimos del abismo. Son ellos los que hoy le dan una cuota de sobrevida a la señora ex presidenta y a un grupo de sus cada vez menos seguidores, la mayoría cómplices del desquicio.

Este panorama le dio a Mauricio Macri un margen de tolerancia inusual que llega hoy a 18 meses de gobierno.  Aquello que  decíamos de los famosos “cien días de luna de miel”  para Macri ya son más de quinientos cuarenta y por ahora se siguen sumando.

Es cierto que el latrocinio fue gigantesco,  como nunca antes en la historia.  La corrupción fue tan grave y sistemática que terminó por hartar a la mayoría del electorado, casi siempre muy proclive a sostener a los  que “roban pero hacen” y aquello de la “viveza criolla” y muchas licencias más para ir al margen de la ley.  También el temor. El narcoestado creció tanto que hasta el papa Francisco mandó a hacer campaña en contra de la candidatura de Aníbal Fernández en las parroquias del conurbano.  Lo que quizás el jefe de la iglesia católica nunca pensó fue que esa militancia iba a contribuir a derrocar al cristinismo. Pero sucedió.

Ante esta serie de hechos que lo respaldan, el gobierno del Mauricio Macri levantó las banderas de la transparencia, denunció a las mafias sindicales,  propuso la libertad absoluta del poder judicial para avanzar sobre la corrupción y hasta se convenció de que ese nuevo paradigma de transparencia en la gestión lo inmuniza contra las críticas a los errores que comete y a las políticas que desarrolla.  Está claro que a la vieja frase de la campaña de Clinton no la ha tenido en cuenta.  Le puede ir mal 

Del gradualismo inicial a la ortodoxia cada vez más notoria
Dijimos y escribimos varias veces desde el principio de la gestión del PRO que,  si al ministro Prat Gay le iba mal,  las cosas podrían empeorar. Nadie duda que el espigado funcionario de hacienda tenía una visión moderada de la economía.  Gradualismo fue la consigna y el manejo, y más allá de algunos errores, sorprendió a quienes suponíamos una política liberal ortodoxa del macrismo desde el comienzo en el poder.

El personalismo de Alfonso Prat Gay operó en contra. Este gobierno no admite acciones personales. Los funcionarios no se miden por su eficiencia sino por su organicidad.  Prat Gay y Constantini,  para citar solo dos ejemplos claros, pagaron alto precio por sus actitudes personales y se tuvieron que ir. Prat Gay no tenía tanta claridad en sus logros,  Constantini sí.  Igual se tuvo que ir. Quizás la gestión en Aerolíneas no se ha visto modificada pese al cambio de conducción.  En economía sí. Y si bien hay una jefatura atomizada en hacienda, el timón fue virando claramente desde aquel gradualismo a la actual orientación muchísimo más ortodoxa que,  pese a que quiere disfrazarla de gradual,  lleva adelante Nicolás Dujovne. Y eso se ve, se siente y se sufre, especialmente en el segmento medio y bajo de la población.

Hoy la economía no tiene norte. La puja dólar, inflación y  tasa de interés ha redirigido la inversión a la bicicleta financiera y nadie piensa en invertir seriamente en producir en forma clara y contundente  La canciller alemana  Ángela Merkel fue diplomáticamente concluyente:  deberán invertir primero los argentinos para que el mundo vea que hay confianza real en el mercado productivo. Nada más lejos de lo que pasa en estos días..

El gobierno de Macri sigue pensando que los argentinos tienen mucho temor a la vuelta al libertinaje, la corrupción política y policial y al narcotráfico sin control,  el de la efedrina y las cocinas con paco remanente. Está tan convencido de que la gente quiere un cambio  que cree que con ese cambio alcanza. Mientras tanto la actividad económica no deja de caer desde hace 20 meses en las pymes, de las que según algunos datos, unas treinta mil habrían quedado en el camino. Las economías regionales no repuntan aplastadas por las grandes cadenas fijadoras de precios y valores, la exportación  se ve reducida porque el dólar está planchado,  aun cuando en las últimas horas empieza a despertarse y hay que ver por cuánto tiempo,  y cada día son muchas más las noticias de empleados que quedan en la calle que de empresas que tomen nuevos.  Ya no se tiene esperanza de encontrar trabajo y es cada vez mayor el miedo a perderlo por parte de aquellos que lo tienen.


El gobierno de Mauricio Macri cree que la firmeza y claridad con que María Eugenia Vidal está manejando la devastada provincia de Buenos Aires y el temor a los viejos males le va a alcanzar para ganar en la provincia y con ello asegurarse la elección. Pero hay una realidad que parece no aceptar; cada vez son mayores las dificultades de la gente para llegar a fin de mes y lo que es peor,  cada vez es más la gente que se queda afuera del sistema; excluida, cada vez menos tolerante, más enojada, Y no hay misterio, ese mal humor que se puede traducir en votos anti PRO en las urnas  tiene una sola explicación: “La economía,  estúpido”.
Si quieren elegir candidatos a dedo terminen con la parodia y el gasto de las PASO

Las PASO fue un invento de la ex presidenta para obligar a todos los ciudadanos a participar en las internas de los partidos políticos. La excusa fue democratizar la elección de candidatos y evitar las postulaciones a dedo en los partidos;  la realidad fue politizar la opinión pública en forma masiva y aprovechar el empuje populista de entonces.

Gracias a este invento el  Estado, es decir todos los ciudadanos,  tiene que hacerse cargo de los enormes gastos que significa una elección en la que sólo se deberían elegir los candidatos de aquellos partidos que tienen en sus filas más de una posible lista para las elecciones generales. Es decir, los argentinos en  general debemos pagar las aspiraciones políticas de algunos. Está claro que peronistas y en algunos distritos los radicales, serían los únicos que necesitarían internas. Los demás partidos apenas si pueden llegar a juntar los candidatos para armar una lista, en muchas ocasiones, incompleta.

En este 2017, año de elecciones de medio término, Cristina,  la inventora de las PASO, “para evitar que los candidatos sean elegidos a dedo” tal como fue su argumento a la hora del invento,  decidió que el Kirchnerismo tendrá una sola lista.  Tal como siempre, el relato cristinista vuelve a mostrar su costado más rancio;  Cristina se autoelige a dedo, quiere impedir una interna con Randazzo;  es decir,  se cumple con la ley de las PASO pero sin listas que compitan. No es la única.  Macri tampoco quiere internas. Lista única. Los demás partidos no las necesitan;  en la mayoría de los casos apenas pueden completar una lista o llegar con lo justo a una lista incompleta.


Ante estas realidades hay una salida rápida, práctica y efectiva: Dar por terminada esta parodia de internas obligatorias con una ley que elimine las PASO,  los gastos enormes que ellas suponen y terminar con la obligación de todos los ciudadanos de participar en la interna de partidos a los que ni se les ocurre arrimarse en la mayoría de los casos. Finalmente, además de tantos beneficios,  se cumple con el deseo de la clase dirigente vernácula:  podrán elegir a dedo  a los candidatos, tal como les gusta y sin parodia previa.