PASO 2017: La estrategia k que compraron todos sus
adversarios
En realidad, el kirchnerismo
murió. Uno termina llamándolos K por
costumbre, pero con la muerte de Néstor Carlos
Kirchner, Cristina se las ingenió para
hacer de aquel capital político la base de poder de su perfil, totalmente diferenciado del de su esposo, que
bien puede llamarse Cristinismo.
Es Cristina Fernández una política con pobres
herramientas de construcción de fuerza, y quedó demostrado que, más allá de su victoria de 2011 en la que la
figura de su esposo muerto tuvo muchísimo que ver, ha perdido todas las otras elecciones
desde 2009. Eso demuestra claramente que su capacidad de construcción política
es muy limitada si no nula.
Pero está claro que lo que sí maneja es su enorme capacidad
para erigirse en candidata. Todo lo que
no puede armar de aparato es capaz de hacerlo en la entronización de su
persona. Es indudablemente una gran candidata
y para ello se apoya en sus dotes histriónicas, en su enorme capacidad oratoria y sus dotes
de actriz. Es, sin ninguna duda, la mejor candidata que un partido puede
tener, pero cuando ese partido es además
dinamitado por su soberbia, prepotencia y tozudez, el resultado final es negativo, como sucedió en 2009, 2013 y 2015. Es muy probable que 2017 no sea una
excepción.
Nadie mejor que ella para saber de sus aptitudes, quizás
no tanto de sus defectos, a los que
evidentemente no logra visualizar ni muchos menos tolera que se los marquen. Lo
que sí ha hecho es aceptar las sugerencias de sus nuevos asesores que esta vez
la llamaron a silencio y a la actuación como telón de fondo de los actores que
mandaron a expresarse, aquellos supuestos agradecidos beneficiados con su gestión y ahora “mancillados“
por la el gobierno de Cambiemos. Y por sobre todo, a plantear que este 13 de
agosto es la gran batalla en la que ella y sus seguidores sostienen que va a ganar
la elección. Y el resto parece haber
comprado ese discurso y abonan la teoría de la “competencia” electoral de las
PASO. Grave error de sus adversarios.
El domingo próximo ni Cristina, ni Bullrich ni Massa, para nombrar solo los tres primeros
que figuran en las encuestas, van a ganar nada; o si, solo van a ganar el
derecho a participar en la elección de candidatos que será en octubre. Saque
los votos que saque, cada uno solo obtendrá, de acuerdo a lo que se visualiza
en los sondeos, el camino a una banca. Quién ganará se definirá en octubre. El
cristinismo ha establecido las PASO como la madre de todas las batallas y sin
embargo no serán tal cosa ni mucho menos.
La elección será en octubre y nadie sabe cómo reaccionará
el electorado de cara a la decisión de elegir entre los definitivos candidatos.
Puede pasar cualquier cosa. Pero lo que menos parece es que Cristina pueda
ganar en esa elección. El número de
electores que parecen no estar de acuerdo con ella por ninguna razón indica claramente
que el efecto 2015, el voto anti, podría
volver a imponerse. Pero tampoco eso se
puede aún intuir.
Es posible que si Cristina logra un resultado
importante se pueda producir un corrimiento
de los electores de Massa a Bullrich, de
Bullrich a Massa o de Randazzo a Massa. Lo único que Cristina puede asegurar es
que sus votantes, absolutamente fieles, casi
apostólicos, seguirán junto a ella hasta el final.
Una vez más queda demostrado que la habilidad en la
comunicación no es el fuerte que puede mostrar Cambiemos; y en este caso, Massa, Randazzo y el resto se
han contagiado y le hacen el juego a la ex presidenta en la propaganda electoral.
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