jueves, 17 de agosto de 2017

PASO 2017: La estrategia k que compraron todos sus adversarios
En realidad,  el kirchnerismo murió. Uno termina llamándolos K  por costumbre,  pero con la muerte de Néstor Carlos Kirchner,  Cristina se las ingenió para hacer de aquel capital político la base de poder de su perfil,  totalmente diferenciado del de su esposo, que bien puede llamarse Cristinismo.

Es Cristina Fernández una política con pobres herramientas  de construcción de fuerza,  y quedó demostrado que,  más allá de su victoria de 2011 en la que la figura de su esposo muerto tuvo muchísimo que ver, ha perdido todas las otras elecciones desde 2009. Eso demuestra claramente que su capacidad de construcción política es muy limitada si no nula.

Pero está claro que lo que sí maneja es su enorme capacidad para erigirse en candidata.  Todo lo que no puede armar de aparato es capaz de hacerlo en la entronización de su persona.  Es indudablemente una gran candidata  y para ello se apoya en sus dotes histriónicas,  en su enorme capacidad oratoria y sus dotes de actriz.  Es, sin ninguna duda,  la mejor candidata que un partido puede tener,  pero cuando ese partido es además dinamitado por su soberbia, prepotencia y tozudez,  el resultado final es negativo,  como sucedió en 2009, 2013 y 2015.  Es muy probable que 2017 no sea una excepción.

Nadie mejor que ella para saber de sus aptitudes, quizás no tanto de sus defectos,  a los que evidentemente no logra visualizar ni muchos menos tolera que se los marquen. Lo que sí ha hecho es aceptar las sugerencias de sus nuevos asesores que esta vez la llamaron a silencio y a la actuación como telón de fondo de los actores que mandaron a expresarse, aquellos supuestos agradecidos  beneficiados con su gestión y ahora “mancillados“ por la el gobierno de Cambiemos. Y por sobre todo, a plantear que este 13 de agosto es la gran batalla en la que ella y sus seguidores sostienen que va a ganar la elección.  Y el resto parece haber comprado ese discurso y abonan la teoría de la “competencia” electoral de las PASO. Grave error de sus adversarios.

El domingo próximo ni Cristina, ni Bullrich  ni Massa, para nombrar solo los tres primeros que  figuran en las encuestas,  van a ganar nada; o si, solo van a ganar el derecho a participar en la elección de candidatos que será en octubre. Saque los votos que saque, cada uno solo obtendrá, de acuerdo a lo que se visualiza en los sondeos, el camino a una banca. Quién ganará se definirá en octubre. El cristinismo ha establecido las PASO como la madre de todas las batallas y sin embargo no serán tal cosa ni mucho menos.

La elección será en octubre y nadie sabe cómo reaccionará el electorado de cara a la decisión de elegir entre los definitivos candidatos. Puede pasar cualquier cosa. Pero lo que menos parece es que Cristina pueda ganar en esa elección.  El número de electores que parecen no estar de acuerdo con ella por ninguna razón indica claramente que el efecto 2015, el voto anti,  podría volver a  imponerse. Pero tampoco eso se puede aún intuir.

Es posible que si Cristina logra un resultado importante  se pueda producir un corrimiento de los electores de Massa a Bullrich,  de Bullrich a Massa o de Randazzo a Massa. Lo único que Cristina puede asegurar es que sus votantes,  absolutamente fieles, casi apostólicos, seguirán junto a ella hasta el final.


Una vez más queda demostrado que la habilidad en la comunicación no es el fuerte que puede mostrar Cambiemos;  y en este caso, Massa, Randazzo y el resto se han contagiado y le hacen el juego a la ex presidenta en la propaganda electoral.   

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