jueves, 17 de agosto de 2017

El gobierno tiene todo para confiar en una victoria en octubre

No sólo los mercados han avanzado claramente en sentido de prever una victoria del oficialismo en octubre. El gobierno  también siente lo mismo.  Cristina trata de trasformar aquella expectativa de sus aduladores de turno, que le daban una victoria de hasta 12 puntos en algunos casos, en festejar un “triunfo” por décimas.  Lo de “festejar” encomillado tiene que ver con que no tiene nada que festejar porque ya los propios integrantes de su círculo más cerrado habían dicho el sábado, antes del acto eleccionario, que “ganar por dos puntos es perder en octubre”. Y es así.

Ahora juegan los políticos y quizá,  siempre vapuleado,  sólo  defendido por Macri,  Emilio Monzó vuelva a ser la herramienta que, desde las sombras, le permita a Cambiemos desarrollar la ingeniería electoral que hace falta para ganar cómodamente en  octubre. El gobierno también sabe que juega a favor otra cuestión más que importante; el temor a la vuelta de Cristina a los primeros planos del poder está grabado a fuego en más del 65% del electorado.  Estas PASO,  que son inútiles en el objetivo de elegir candidatos que ya antes estaban elegidos a dedo,  sirven al electorado para tomar consciencia de cómo es la situación y replantear su voto en función del ya cada vez más popular “voto útil”.

En esta cuestión  hay un electorado que ha votado a Florencio Randazzo que difícilmente vote a Cambiemos  y hasta se quede con el hombre de Chivilcoy aún a sabiendas de que su voto no sirva para ganar una banca; pero otra parte,  seguramente muy significativa., se estima del orden del 40%,  que va a transformar su voto  en “útil” votando a Cristina.

Por otro lado hay un electorado mucho más potente,  el triple que el anterior,  que ha votado a Sergio Massa. Tiene como particularidad un fuerte rechazo  contra Cristina y su visión de la política y la economía está mucho más cerca de Cambiemos que del peronismo en su conjunto. Es muy probable que un  segmento muy significativo de los votantes de 1País terminen votando a Cambiemos. La paridad original entre Bullrich y Cristina es muy grande, pero la enorme diferencia entre votos massistas y randazistas debiera inclinar claramente la balanza final a favor de Cambiemos.

Ante este escenario,  la jugada política de cambiemos es lógica;  un hombre como Emilio Monzó es el indicado para hablar con intendentes  peronistas y massistas para acordar políticas básicamente de infraestructura, logística y hasta de salvatajes financieros a cambio de fuerte difusión de la obra pública nacional o provincial en sus distritos hasta, por ejemplo, llevar boleta municipal corta para dejar al electorado votar libremente senadores y diputados.


El recuento de votos terminará y ya Bullrich  aceptó que Cristina ganará por décimas. Una victoria pírrica. Servirá para tratar de desacreditar  por unos días lo que ella llamó “inaudito, insólito,  vergonzante” al considerar una manipulación del oficialismo durante la difusión del escrutinio,  pero para muy poco más que eso. El escenario de cara a octubre muestra un horizonte gris para Unidad Ciudadana,  su futuro como oposición y lo peor, aleja a Cristina Fernández  definitivamente de cualquier sueño de volver convertida en líder del resurgimiento del peronismo, al que sólo siempre adhirió por conveniencia electoral. 

No hay comentarios: