El
gobierno tiene todo para confiar en una victoria en octubre
No sólo los mercados han avanzado claramente en sentido
de prever una victoria del oficialismo en octubre. El gobierno también siente lo mismo. Cristina trata de trasformar aquella
expectativa de sus aduladores de turno, que le daban una victoria de hasta 12
puntos en algunos casos, en festejar un “triunfo” por décimas. Lo de “festejar” encomillado tiene que ver con
que no tiene nada que festejar porque ya los propios integrantes de su círculo
más cerrado habían dicho el sábado, antes del acto eleccionario, que “ganar por
dos puntos es perder en octubre”. Y es así.
Ahora juegan los políticos y quizá, siempre vapuleado, sólo
defendido por Macri, Emilio Monzó
vuelva a ser la herramienta que, desde las sombras, le permita a Cambiemos
desarrollar la ingeniería electoral que hace falta para ganar cómodamente
en octubre. El gobierno también sabe que
juega a favor otra cuestión más que importante; el temor a la vuelta de
Cristina a los primeros planos del poder está grabado a fuego en más del 65% del
electorado. Estas PASO, que son inútiles en el objetivo de elegir
candidatos que ya antes estaban elegidos a dedo, sirven al electorado para tomar consciencia
de cómo es la situación y replantear su voto en función del ya cada vez más
popular “voto útil”.
En esta cuestión
hay un electorado que ha votado a Florencio Randazzo que difícilmente
vote a Cambiemos y hasta se quede con el
hombre de Chivilcoy aún a sabiendas de que su voto no sirva para ganar una
banca; pero otra parte, seguramente muy significativa.,
se estima del orden del 40%, que va a transformar
su voto en “útil” votando a Cristina.
Por otro lado hay un electorado mucho más potente, el triple que el anterior, que ha votado a Sergio Massa. Tiene como
particularidad un fuerte rechazo contra
Cristina y su visión de la política y la economía está mucho más cerca de
Cambiemos que del peronismo en su conjunto. Es muy probable que un segmento muy significativo de los votantes de
1País terminen votando a Cambiemos. La paridad original entre Bullrich y
Cristina es muy grande, pero la enorme diferencia entre votos massistas y
randazistas debiera inclinar claramente la balanza final a favor de Cambiemos.
Ante este escenario,
la jugada política de cambiemos es lógica; un hombre como Emilio Monzó es el indicado
para hablar con intendentes peronistas y
massistas para acordar políticas básicamente de infraestructura, logística y
hasta de salvatajes financieros a cambio de fuerte difusión de la obra pública
nacional o provincial en sus distritos hasta, por ejemplo, llevar boleta
municipal corta para dejar al electorado votar libremente senadores y diputados.
El recuento de votos terminará y ya Bullrich aceptó que Cristina ganará por décimas. Una
victoria pírrica. Servirá para tratar de desacreditar por unos días lo que ella llamó “inaudito,
insólito, vergonzante” al considerar una
manipulación del oficialismo durante la difusión del escrutinio, pero para muy poco más que eso. El escenario
de cara a octubre muestra un horizonte gris para Unidad Ciudadana, su futuro como oposición y lo peor, aleja a
Cristina Fernández definitivamente de
cualquier sueño de volver convertida en líder del resurgimiento del peronismo, al
que sólo siempre adhirió por conveniencia electoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario