jueves, 17 de agosto de 2017

Una vez más la justicia muestra ser nuestro peor obstáculo

El fallo que lavó de responsabilidades a Amado Boudou es una afrenta más de la justicia argentina a sí misma. Una vez más quedó demostrado que la justicia no obra como tal frente al poder de turno.

Amado Boudou es culpable.  De eso no duda ni un adolescente.  Después,  esta suerte de parodia que es nuestra justicia,  abusando del viejo axioma de que hay mitad de la biblioteca a favor y mitad en contra,  nuevamente,  tras los desaciertos del Bonadío cuando dejó prescribir la causa,  ahora el tribunal,  tras tres años de gastos que pagamos todos,  dice,  apoyándose en la mitad de la bibliografía que beneficia al barbado rock star del gobierno de Cristina,  que la causa prescribió,  Por supuesto que ni por casualidad podría decir que es culpable,  primero porque jurídicamente no corresponde una vez dictaminada la prescripción y segundo porque lo único que hicieron desde 2009 hasta ahora fue tratar de ocultar la culpabilidad manifiesta.

Es una causa menor,  seguramente Amado Boudou estará mucho más preocupado por procesos en marcha,  muchísimo más graves y donde,  excepto que  la justicia siga haciendo lo mismo que con la documentación apócrifa del auto vendido,  su responsabilidad no va a prescribir.

Bonadío,  el que ahora se erige como el enemigo de la ex presidenta y el paladín de la lucha contra la corrupción, fue el primer gran responsable de la prescripción de esta causa.  Los jueces Gabriel Vega, José Michilini y Adrián Grünberg.,  de la Cámara Federal porteña se encargaron de ponerle el moño a la maniobra al utilizar la mitad de la biblioteca que avalaba la prescripción.

Hoy, la fiscal Stella Maris Scandura confirmó que apelará ante la cámara de casación la sentencia y ratificó que los papeles presentados en el trámite eran "todos espurios" dice el diario La Nación de hoy sábado. Quizás se venga un nuevo round. Pero el papelón de la justicia ya sumó otra marca más a su deprimente derrotero.


Todo seguirá su curso;  a nadie le importa demasiado la resolución de la cámara;  adherentes y críticos del ex vice presidente saben la verdad, y la ciudadanía sigue asistiendo  a un marco legal en el que la verdad no vale nada y hacer las cosas mal tiene mucho más premio que hacerlas bien.  Mientras tanto, nuestra esperanza de poder un día ser un país en serio, republicano y de progreso,  siguen siendo relegadas a un plano desconocidamente posterior.

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