Una vez más la justicia muestra ser nuestro peor
obstáculo
El fallo que lavó de responsabilidades a Amado Boudou es
una afrenta más de la justicia argentina a sí misma. Una vez más quedó
demostrado que la justicia no obra como tal frente al poder de turno.
Amado Boudou es culpable.
De eso no duda ni un adolescente.
Después, esta suerte de parodia
que es nuestra justicia, abusando del
viejo axioma de que hay mitad de la biblioteca a favor y mitad en contra, nuevamente,
tras los desaciertos del Bonadío cuando dejó prescribir la causa, ahora el tribunal, tras tres años de gastos que pagamos
todos, dice, apoyándose en la mitad de la bibliografía que
beneficia al barbado rock star del gobierno de Cristina, que la causa prescribió, Por supuesto que ni por casualidad podría
decir que es culpable, primero porque
jurídicamente no corresponde una vez dictaminada la prescripción y segundo
porque lo único que hicieron desde 2009 hasta ahora fue tratar de ocultar la
culpabilidad manifiesta.
Es una causa menor,
seguramente Amado Boudou estará mucho más preocupado por procesos en
marcha, muchísimo más graves y
donde, excepto que la justicia siga haciendo lo mismo que con la
documentación apócrifa del auto vendido,
su responsabilidad no va a prescribir.
Bonadío, el que
ahora se erige como el enemigo de la ex presidenta y el paladín de la lucha
contra la corrupción, fue el primer gran responsable de la prescripción de esta
causa. Los jueces Gabriel Vega, José
Michilini y Adrián Grünberg., de la Cámara
Federal porteña se encargaron de ponerle el moño a la maniobra al utilizar la
mitad de la biblioteca que avalaba la prescripción.
Hoy,
la fiscal Stella Maris Scandura confirmó que apelará ante la cámara de casación
la sentencia y ratificó que los papeles presentados en el trámite eran
"todos espurios" dice el diario La Nación de hoy sábado.
Quizás se venga un nuevo round. Pero el papelón de la justicia ya sumó otra marca
más a su deprimente derrotero.
Todo seguirá su curso;
a nadie le importa demasiado la resolución de la cámara; adherentes y críticos del ex vice presidente
saben la verdad, y la ciudadanía sigue asistiendo a un marco legal en el que la verdad no vale
nada y hacer las cosas mal tiene mucho más premio que hacerlas bien. Mientras tanto, nuestra esperanza de poder un
día ser un país en serio, republicano y de progreso, siguen siendo relegadas a un plano
desconocidamente posterior.
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