domingo, 24 de junio de 2018

Perdón Argentina, cuánto daño te hemos hecho…


Este mundial es mucho más que  una experiencia deportiva para nosotros; es casi una síntesis de lo mal que estamos, de las cosas que hacemos mal, de los errores que cometemos cada día, de lo descuidados que somos con nosotros mismos. Da mucha tristeza, damos mucha tristeza.

Arrancamos con una mafia en la AFA que duró por treinta años, con un personaje típico de la mala argentinidad; capaz, sin ninguna duda,  inteligente, brillante,  pero lleno de cosas negativas, experto en “viveza criolla”.  Hasta se dio el lujo de no querer ser presidente de FIFA porque le era mucho más rentable en materia de dinero y poder ser el monje negro, el gestor entre las sombras, detrás de Joao Havelange, Joseph Blatter o el que fuera.

Muerto el perro comenzó la rabia. Porque lejos de la sentencia del refrán popular,  acá el desbarajuste empezó cuando ese monje negro, brillante  estratega de los armados espurios y de los otros, dejó de existir.

Claro, luego de tantos años de poder absoluto, de no dejar nadie tras su sombra,  cando faltó, la debacle fue total.  Una zaga de aprendices de monje negro, aprendices solo por el contagio o la copia de lo que el original dejaba ver,  empezaron la batalla entre todos.

Quizás el gobierno nacional, de la mano de Angelici,  aprovechando que por entonces tenía una gran conexión con  Moyano, armaron la salida de la corrupción generalizada de Fútbol para Todos con la pretensión de armar también un espacio de poder en el futbol.
Pero Moyano se abrió del gobierno  y su yerno quedó en la AFA y el gobierno enganchado con Angelici, pero ninguno con la habilidad suficiente ni el poder, ni el talento  ni la trayectoria como para poder manejar semejante colectivo.

En medio de eso, las luchas por llegar a poner un  técnico permeable y `por lo tanto,  un día, el ignoto Sampaoli, ultraK hasta el tatoo,  lleno de discursos pero sin trayectoria ni pergaminos que lo abalaran,  se hizo de la dirección técnica.  Casi por milagro llegó a clasificarse y allí armó su futuro con un contrato de unos veinte millones de dólares hasta Qatar. Bingo!; se aseguró definitivamente una gran jubilación.  De fútbol, poco o nada,  o nada del todo. De liderazgo, menos.  Y así encaró un equipo que, como todos los grandes equipos,  de jugadores con mucho prestigio, de estrellas, digamos, está siempre sujeto a las camarillas y las luchas por espacios de poder.

Sin los pergaminos,  sin la trayectoria, sin la personalidad y para peor, sin los resultados,  Sampaoli fue cayendo en manos de una mesa chica de históricos que se llevaron puesto al técnico y a la dirigencia incapaz de una AFA que la encumbró después de que una elección  con 75 votantes diera 38 a 38: Patético.

Así,  entre los errores deportivos, los estratégicos, los de conducción y los de dirigencia, Rusia resulta una experiencia tristísima.

Lio  Messi,  bien argento

Nadie puede creerse el discurso de que las evasiones impositivas  de Messi sean errores contables de los profesionales que manejan sus números.  Nadie puede quedarse con el discurso de que todo fue pergeñado por el papá evasor del jugador sin que Lio lo supiera,  estuviera informado y hubiera dado su consentimiento. Lo cierto es que ya traía situaciones anteriores de evasiones graves pero en medio del camino al mundial saltó otra causa más, ahora con sociedades offshore y todo. Los muchachos no se privan de nada.  Por supuesto,  nada en el ánimo de Lionel  puede ser tan malo como tamaña espada de Damocles sobre su cabeza. Como para estar tranquilo y concentrado en el mundial

Las tribunas nos representan tanto como la delegación deportiva

Es de reconocer que en esto Patricia Bullrich funciona correctamente.  Interactuó con los servicios de seguridad rusos y europeos para dar una buena respuesta a la organización de la seguridad del mundial.  Muchos argentinos fueron debidamente informados para que no pudieran ser de la fiesta ecuménica. Muchos no son todos,  porque parece que el “todos” involucraría a una cantidad no imaginable de argentinos dispuestos a hacer quedar mal al país de mil maneras diferentes. ¡Cuánta educación nos falta!

Así aparecieron los imbéciles que se daban corte en las redes sociales haciéndole decir obscenidades  a chicas rusas,  violentos que se trompearon  con croatas,  un técnico que en la cancha agredió verbalmente a los jugadores croatas que nos pusieron en nuestro lugar deportivo sin más ni más que tres goles y vaya uno a saber cuántas cosas más.

Finamente,  los jugadores amotinados, sacándole la conducción a Sampaoli, si es que alguna vez la tuvo, Tapia ratificándolo en la conducción del plantel sin aceptar que antes tampoco conducía o culpando a periodistas de los dislates de la delegación que presidió.  Era muy simple,  un grupo de figuras destacadas con Lionel a la cabeza pasaron a decidir por su cuenta en una muestra más de la absoluta falta de disciplina; Sampaoli amenazó con hacer una conferencia de prensa diciendo que lo habrían separado del plantel y por añadidura reclamar el pago inmediato de los veinte millones de dólares de su contrato y  Brasileños y alemanes empezado a enderezar sus barcos que habían empezado el mundial de mala forma. Pero eso es otra historia, la deportiva. Nosotros ya hemos perdido una vez más el mundial, más allá de lo que pase el martes con Nigeria, se siga o no en carrera,  se pase a octavos y mucho más; el verdadero mundial,  el que nos hubiera gustado, el del orden, la disciplina y la cordura ya fue y es otra grave derrota del país que no paramos de frustrar intento tras intento.