Lo dicho: Peligra el Juicio

Abel Paulino Miguel, todavía intendente. Estaba en su despacho. Sin embargo sabía que no le iba a ser fácil. la investigación del fiscal Colimedaglia avanzaba. Aún hoy, con todo el poder acumulado, sigue poniendo palos en la rueda a la justicia aunque se empeñe en decir todo lo contrario
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Peligra el debate del 27 de marzo

Lo anticipé a principios de mes (puede verlo haciendo clic aquí) y todo indica que es casi imposible que el Juicio Oral y Público por enriquecimiento ilícito y otros temas al ex intendente Abel Paulino Miguel se pueda llevar a cabo en la fecha indicada.

A muy pocos días, la fecha de la primera audiencia está prevista para el próximo jueves 27 de marzo, sobrevuela el pedido de desafuero que el tribunal no se sabe si hizo tarde o todavía no lo hizo, en cuyo caso incumpliría una directiva del Tribunal de Alzada que definió que le correspondía al Tribunal Oral pedir el desafuero del ahora diputado provincial.

Ya cuando los diputados pasaron a comisión el tratamiento del autopedido de desafuero del procesado, en la alocución del diputado Julián Domínguez surgió claramente el interrogante de por qué todavía, en ese momento, no había llegado a la cámara el pedido del tribunal juninense. Fue todo tan sobreactuado que el propio diputado Domínguez calificó el pedido de Miguel como un “show mediático”. Yo lo había anticipado en otro artículo, en el subtítulo El dudoso Juicio, el 13 de febrero, que usted puede ver cliqueando aquí. Nada nuevo bajo el sol, solo que ratificado oficialmente.

Ahora, cuando llega el momento de la verdad, la cámara no contestó sobre el pedido de Miguel (improcedente) y todavía ni se sabe si el pedido del tribunal se ha concretado. ¿Es lógico entonces que se lleve adelante el debate?

Innecesario

Usted tiene oportunidad de refrescar, con un simple clic aquí, los fundamentos jurídicos de la Dra. Mary Mitchell, ex magistrada de Junín, sobre por qué no hace falta pedir el desafuero para poder llevar adelante el juicio. Pero el tema es que ya está pedido o, en su defecto, el Tribunal Oral, ante la indicación del Tribunal de Alzada, deberá hacerlo y por lo tanto esperar el pronunciamiento de la cámara, que ya lo dije bajo el título En defensa de la corrupción, será negativo. Seguramente, reitero, los diputados tendrán tantos temores de juicios sucesivos en su contra que jamás darán vía libre al desafuero. Y sabrá Dios como termina esto.

Abel Miguel, tal como lo anticipé en su momento en el sub título La hábil jugada de Miguel y lo vislumbró Julián Domínguez en su exposición en la cámara, empezó, en reportajes sin repreguntas, a desplegar su show. "Quise presentarme en tiempo y forma al juicio desprovisto de los fueros, pero me lo negaron. Quiero que se termine de una vez por todas este proceso que la justicia, inexplicablemente extendió por tanto tiempo”, dijo sin ponerse colorado y sin la repregunta obligada de por qué, entonces, las nueve apelaciones de su parte a las que jamás había accedido la justicia para con todo otro procesado, causa fundamental de la demora del proceso.

¿Mi turno?

Entre muchos otros, yo debería declarar como testigo el día 27. Harto de brindar informaciones periodísticas sin que nadie se hiciera cargo y además, por no poder contar con los importantes fondos necesarios para seguir investigando, un día formalicé una denuncia en Tribunales Junín sobre lavado de dinero. Pasaron cuatro años desde entonces. Jamás tuve noticia alguna de que se hubiera dado un paso en la búsqueda de datos que confirmaran las sospechas. No me sorprende. Ya otra vez denuncié telefónicamente ante el fiscal federal Eduardo Varas que, integrantes del clan Miguel, se habían robado dieciocho kilómetros de vías férreas y hasta pasé los datos del lugar donde estaban escondidas y de cómo se iban esfumando. Tampoco pasó nada. Ahora tendré que volver a decir todo. Me pregunto... ¿para qué? Nada nuevo bajo el sol. Nada ha cambiado. Sabrá Dios cómo y cuándo termina todo esto.