lunes, 19 de noviembre de 2007

La nueva "Ruta de la Muerte"

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Dos personas perdieron la vida en inmediaciones de La Agraria. Los accidentes mortales se suceden sin solución de continuidad en la trágica nueva "Ruta de la Muerte". Urge la autovía Junín-Luján pero mientras tanto, severos controles se hacen imprescindibles.
Foto: Aldo López


Ruta nacional nº 7

Hace unos años, la ruta 14, del MERCOSUR, la que atraviesa la Mesopotamia, pasó a la galería de la fama tristemente. La increíble cantidad de accidentes mortales la hicieron bautizar como la Ruta de la Muerte. No sé si porque ya nos acostumbramos o porque ha mejorado, pero lo cierto es que hace un tiempo que no es tapa de los diarios por su testimonio trágico. Ahora, desde hace unos meses más intensamente, el escenario está ocupado por nuestra Ruta 7. Es nuestra, es del corredor bioceánico, es del MERCOSUR. , de los mendocinos y los chilenos. Pero el tramo que nos une con Luján, donde empieza la autopista a Buenos Aires, es de terror.
Muertes casi todos los días. Accidentes gravísimos a diario y algunas veces varios en el día. Funcionarios que la usan varias veces por semana nos refieren que “por lo menos dos veces por semana debieron andar por las banquinas para no colisionar”. Y los que no llegan a tener esa “suerte” quedan para siempre en la ruta.

Razones

Como siempre, nada es por una única razón. Por empezar, sigue siendo una ruta de siete metros de ancho como hace sesenta años, con los camiones “merceditos” caminando a entre cuarenta y sesenta quilómetros por hora. Con una pequeña parte del parque automotor que hoy tenemos. Con vehículos que viajaban a mucho menos velocidad. Con menos urgencias por la vida mucho más tranquila que llevábamos. Con menos peso en las cargas por lo que la cinta asfáltica estaba siempre mucho mejor y muchísimos menos colectivos y camiones porque el tren cumplía perfectamente con los servicios.
Así era… Era…
Hoy, miles de camiones y colectivos gigantescos suplen el déficit del ferrocarril vetusto, ineficiente, casi inexistente. Los mismos bólidos que caminan a ciento veinte y ciento treinta quilómetros por hora, con autos que pueden superar los doscientos, con choferes que no duermen porque tienen que llegar a horario para cumplir con las premisas de las hojas de ruta o porque necesitan facturar más y más. Con ciudades que se han “deglutido” el trazado de las carreteras con su crecimiento, muchas veces con escasa o nula inversión en seguridad y que siguen siendo, en su inmensa mayoría, de los mismos siete metros de ancho como eran antes.

Soluciones

Muchas y lo peor, la más importante, muy cara: Transformar a todas nuestras rutas nacionales –y muchas provinciales- en autopistas. Claro, aunque sea a muy largo plazo. Ha quedado demostrado en la Autovía Provincial 2, que une Mar del Plata con Buenos Aires, que desde que la reconvirtieron en una ruta de cuatro carriles ha descendido el nivel de accidentes en un ochenta por ciento en vehículos particulares y en un noventa y ocho por ciento en transporte público. Para muestra sobra un botón, decían nuestras abuelas

Lo urgente, reforzar con vigor el cumplimiento de las normas. Empezar por racionalizar la cartelería para que sus indicaciones sean lógicas y cumplibles. Disponer fuertes operativos de seguridad vial para controlar el desarrollo del tránsito y ponerle límite al desorden. Informatizar en red el control de infracciones, al menos en la órbita provincial, con un registro de infractores para seguir de muy cerca a los más díscolos. Penar muy seriamente el cohecho para evitar que nadie que transgreda se quede sin su sanción. Hacer cumplir a rajatabla las normas de tránsito; todas, sin excepción. Va a ayudar.

Junín – Luján

Todo, pero mucho más. Hacer rotondas en los cruces importantes de Junín: ruta 65 a Morse, camino al balneario, calle Benito de Miguel, Calle Ramón Hernández y Distribuidor de ruta 65 a Arenales, conocido por todos como el cruce de “La Carpa”, por el ya famoso restaurante que allí funciona. No sólo eso: Fuertes controles de tránsito para que dejen de pasar los vehículos con los semáforos en rojo –que ya ocasionaron tres muertes inexplicables en muy poco tiempo- y para que las metas de velocidad se cumplan absolutamente en la zona urbana. Iluminar fuertemente todos los cruces de rutas provinciales y los accesos a las ciudades que la ruta atraviesa. Puestos policiales a lo largo del trazado en manera preventiva y operativos sorpresa en donde nadie pase si no cumple con todos los requisitos que establece la ley de tránsito. Por supuesto, trabajar sin desmayos para que en tiempo récord la autovía Junín –Luján sea una realidad.

En las fotos de estas dos últimas publicaciones del blog queda un patético testimonio de las tragedias de todos los días. El martes trece de noviembre, Nélida Bagglio fallecía en el acto en el Km. 249, en inmediaciones del paraje La Agraria, cuando el auto en que viajaba con su esposo y un familiar impactaba de frente, en medio de la lluvia,con un camión, en la “Ruta de la Muerte”. El sábado, en horas de la tarde, Guillermo Gómez, su marido, seguía su destino. No pudo resistir a las heridas recibidas Las impactantes imágenes de Aldo López, que ilustran los artículos, eximen de todo comentario.

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