correo:rdgandulfo@gmail.comclic en las fotos para agrandarlasPatética imagen que muestra mucho más que el estado actual de los ferrocarriles y los Talleres Junín. Radiografía dolorosa del pensamiento de buena parte de nuestra gente, incluidos algunos dirigentes que no está claro si conducen la sociedad en la que viven o son producto de ella.
Foto Aldo LópezEsta increíble historia que se ha tejido en torno a la discusión Autódromo sí o no es sólo la punta que se ve de un problema muchísimo más serio.
No pretendo hacer un ensayo filosófico, esa no es, para nada, mi intención; pero ante tanto dislate voy a intentar explicar qué es lo que creo que pasa por la cabeza de muchas personas, especialmente dirigentes, cuando llega la hora de decidir y lo hacen “por la negativa”
El autódromo no es la cuestiónSi bien no hay ninguna duda de la importancia de la obra para Junín, la construcción del autódromo no es ni más ni menos que sólo una de las importantes realizaciones que le hacen falta a nuestra ciudad. Las perspectiva de hacerla o no es una demostración cabal de la verdadera mentalidad juninense, que se debate entre lo progresista, emprendedor, visionario y lo conservador a ultranza, lo timorato, lo indeciso, en el fondo lo retrógrado.
Por qué sí el autódromo como herramienta para el desarrollo localMe parece increíble tener que estar explicando por qué, una obra codiciada por muchísimas ciudades que se desvelan por tenerla, Arrecifes o Pergamino por ejemplo, es más que beneficiosa para la ciudad.
Por empezar, el dinero que debe
invertir la ciudad en la obra no supera los tres millones y medios de pesos por todo concepto. Y más allá del lenguaje técnico, sólo con intencionalidad aviesa se puede discutir el concepto de
inversión y considerar
gasto la construcción del autódromo. Tampoco resulta admisible discutir el concepto de desarrollo para toda inversión en turismo. Hacerlo significa quedarse en la
prehistoria de esa doctrina económica.
Teniendo en cuenta sólo el producido por conceptos de impuestos de acuerdo a la tasa de derecho de espectáculos vigente que es del 8%, la actividad le va a redituar al municipio unos seiscientos a setecientos mil pesos anuales. Esto se puede aseverar teniendo en cuenta los números que manejan desde la ACTC en concepto de ventas de entradas y las carreras de primer nivel que el organismo le asegura al Autódromo Regional del Oeste EUSEBIO MARCILLA. Sólo con esa recaudación, la municipalidad puede cumplir con los compromisos financieros que el fideicomiso va a exigir durante cuatro años en la porción que se va a destinar al autódromo. No hay que olvidarse que la mitad del dinero, que será inversión financiera de los juninenses, estará destinado al asfaltado de ciento catorce cuadras de la ciudad. A partir de allí y para siempre el erario público embolsará jugosas sumas por el mismo concepto para seguir por siempre utilizándolo para beneficio de los vecinos. Hoy, Junín no tiene ningún emprendimiento que pague ni siquiera la mitad de esa suma anual en materia de impuestos municipales. Esto significa que, dentro de cuatro años, el autódromo será el mayor contribuyente absoluto del fisco local.
Pero no es sólo eso, hay mucho más:
* Derechos por publicidad es uno de ellos.
*
Promoción permanente del potencial turístico la ciudad a nivel nacional e internacional vía radio, TV y diarios. Resulta imposible cuantificar el valor real de esta prestación.
* El ingreso anual al circuito comercial de la ciudad de una suma que fluctuará entre doce y veinte millones de pesos en concepto de hotelería, combustible, servicio a automóviles, camping, restaurantes, rotiserías, confiterías, supermercados, regalos artesanales, indumentaria, estacionamiento, espectáculos y esparcimiento en general. Hay informes muy detallados de esos movimientos elaborados por los municipios que hoy disfrutan de haber hecho esa
inversión en su momento.
* La
revalorización vertiginosa que ya está teniendo la zona circundante al nuevo autódromo. Hoy se cotiza en ochenta mil pesos el mismo terreno que hace dos años lo ofrecían en quince mil. Esto simplemente porque el auge de la construcción en el sector despierta entusiasmo. Muchas personas, con clara visión de futuro, saben que las propiedades en las inmediaciones van a ser rentables tanto para la venta como para alquiler turístico. ¡Y eso que todavía no se corrió la primera carrera!
Algunas personas… y lo peor es que algunos dirigentes también, sostienen que es mejor destinar ese dinero para hacer agua potable y cloacas, por ejemplo. La pregunta simple y concreta es ¿Y luego de que se termine esa suma, qué? ¿Es tan difícil entender que invirtiendo ese dinero en un emprendimiento rentable en poco tiempo se recupera para redestinarlo adonde sea necesario y que además aquella inversión primaria va a seguir, año tras año, generando recursos para que puedan seguir siendo aplicados en beneficio del pueblo de Junín?
Me resulta increíble estar explicando tamaña obviedad.
La punta y sólo la puntaEstoy convencido que el autódromo es sólo la punta del iceberg. El problema se me ocurre muchísimo más grave. Creo que hay varios motivos. Por empezar, Junín creció de la mano del ferrocarril. Generaciones y generaciones se formaron con
mentalidad “ferroviaria”. Y no es ser peyorativo. Sólo realista. Mi padre fue ferroviario. Soy un orgulloso hijo de ferroviario. Como decenas de miles a través del tiempo, hijos y nietos de aquellos del trabajo seguro, de lunes a sábado al mediodía, del sueldo que le alcanzaba, con mamá ama de casa, con nosotros a la escuela, los veranos a las imponentes colonias de vacaciones y hoteles turísticos de la Unión Ferroviaria, con la salud asegurada, con un hospital modelo, con el tren gratuito y adornos de bronce o aluminio de pura artesanía en los ratos libres. Un gigantesco taller de sesenta y seis hectáreas rebosante de maquinarias, tecnología por entonces de punta y miles de personas que a distintas horas entraban y salían del corazón geográfico de la ciudad generando vida. Decenas de clubes de fútbol, de básquet, de bochas, que en las largas tardes de ocio nuestros ancestros dieron vida, sentido y razón de ser. Así era la vida.
Alcanzar. Progreso y éxito no estaban en aquel diccionario de la mayoría.
Pasó el tiempo. Se fueron jubilando, con
salarios de hambre. Fueron cada vez menos. Al final, despedidos. Casi nadie se dio cuenta.
No más de ciento cincuenta personas se movilizaron al paso a nivel de calle Primera Junta el día que los viejos y gloriosos "Talleres Junín" se cerraban y
Menem acuñaba aquella maldita frase de
“Ramal que para, se cierra” Sí, sólo unos ciento cincuenta de los mil quinientos que se quedaban afuera, que representaban otras tantas familias y quizás a seis mil personas que no tomaban conciencia de lo que estaba pasando.
El enorme predio pasó a ser
la imagen del deterioro, del atraso, del fracaso. Miles y miles de artesanos, capaces, algunos brillantes como empleados, sucumbieron sin remedio cuando un día tuvieron la necesidad de transformarse en cuentapropistas. Cambiaron de oficio, fluctuaron entre la
verdulería de barrio y el
kiosco de “ventana” o
almacén de emergencia. Se quedaron en sus casas sobreviviendo, casi desfalleciendo.
De “Guatemala a Guatepeor”
En medio de la gran crisis del riel, que no fue sólo económica sino también de temple, de personalidad, de identidad, un ingeniero agrónomo ganó el
municipio conservador. Porque los peronistas decían que Junín era de los suyos por
Arrieta,
Venini y
Alberti. Pero no. Estoy absolutamente convencido que es conservador pese a lo que dicen los peronistas y a que los radicales ganan elecciones desde 1983.
En medio de la gran crisis de
Alfonsín primero y
Menem después,
Abel Paulino Miguel vio que una ciudad administrativa y agropecuaria no iba a caerse tan fácilmente como las industrializadas y diversificadas. Y más allá del saqueo económico que se produjo y que veinte años después todavía no tiene sentencia, lo peor fue haber orientado los destinos de la ciudad a los sueldos nacionales, provinciales, municipales y a la actividad agropecuaria y no haberse dado cuenta que, en algún momento, eso iba a ser el atraso generalizado en los bolsillos y en la ya consolidada
mentalidad conservadora de los ciudadanos.
Así quedamos. Cien años que no fueron de soledad. Fue peor. Cien años con alguna excepción como la de
Arrieta, algún chispazo de
Pablo Bava Bussalino –que fue capaz de impulsar la cultura y el deporte pese a ser época de dictadura- y seguramente alguna gestión perdida en el tiempo y que para encontrarla habría que bucear mucho dentro de nuestra historia vernácula dominada por el campo y el riel.
Claro, lo malo no esta en el hecho en sí. Lo malo es que fue casi lo único. Así nos formamos. Así nos va. No sólo por el atraso económico. Básicamente por el
“ser local” que se ha convertido en una forma de vida de buena parte de nuestra gente. Incluso dirigentes. Porque los conductores salen de esta sociedad que es así y nuevamente la historia del huevo o la gallina… ¿Es el resultado de la clase dirigente que hizo a esta sociedad o de la sociedad que forjó a estos dirigentes? Por eso nos cuesta tanto revertir la situación.
Hacia una revolución cultural, la madre de todas las batallas.
No se puede pensar en el desarrollo del acero y el petróleo de
Carlos Pellegrini, ni en el
keynes que abría pozos para luego taparlos y darle trabajo a la gente. No, por lo menos en Junín.
Aquí no hay pozos petroleros. No se puede incursionar en petroquímica. Pero hay soja, canola, girasol, maíz. Se está desarrollando un gran emprendimiento en el Parque Industrial donde se va a llegar a producir
biodísel y se levantará un
laboratorio de control de calidad para agrocombustibles, único en Sudamérica. Una planta fabril de
inoculantes crece a pasos agigantados. Empezó en la incubadora de empresas y ya adquirió un predio muy importante donde se está radicando definitivamente.
Difícilmente se logre instalar una planta automotriz, pero se está consolidando un
Polo Tecnológico Informático. Muy pocas personas saben -y menos dirigentes- que en Junín, incluso antes de la consolidación de este emprendimiento, más de ciento cincuenta personas trabajan en no menos de diez empresas de informática que venden talento y creatividad juninenses a grandes empresas del país y el mundo llegando a varios continentes.
No sólo una planta de Soda Solvay es desarrollo. Ayer lo fue. Hoy el
conocimiento es desarrollo. La conectividad masiva de la mano de Speedy de Telefónica, Flash de Multicanal y ahora con Acerca, mucho más barato y con todas las ventajas de un servicio con soporte y atención local y al instante va a multiplicar la accesibilidad de todas las familias juninenses con lo que ello significa. Miles de ciudadanos tendrán a un clic desde la solución a los problemas de la escuela de los chicos hasta las compras del supermercado, elegir las vacaciones, conocer el mundo en tiempo real con el Google, operar su cuenta bancaria desde su casa. Tendrán los diarios, la televisión y las radios del mundo o de Junín en un instante y hasta hablarán mirándolo a los ojos con aquel amigo de la infancia que hace muchos años que vive en algún otro lugar del orbe. Verá recitales, hará cursos, se capacitará todo lo que necesite. Estará unido al mundo si lo desea.
La Autopista Junín- Luján salvará vidas. La Junín-San Nicolás también. Pero además serán las grandes vías para el
corredor bioceánico del Paso del Pehuenche por la ruta 188 para sumarse al ya increíblemente transitado de
Cristo Redentor por ruta 7 uniendo los puertos de Rosario, San Nicolás y San Pedro con los de Buenos Aires y todo con Brasil y el
MERCOSUR. Una enorme playa de estacionamiento, trasbordo y servicios para camiones y camioneros deberá ser
prioridad uno para facilitar el desarrollo integral de todas las actividades de la ciudad y la región.
La ciencia y la investigación es desarrollo. Luego de tantos años y más allá de innumerables cuestionamientos que deberían haberse hecho en su momento, la UNNOBA es el resultado final de muchísimas gestiones, marchas y contramarchas. Un resultado final arrollador. Centenares de miles de familias pueden acceder a la universidad para sus hijos cerca de casa y con gran diversificación de oportunidades formativas con todo lo que ello significa. Mano de obra calificada, docencia de alto nivel, desarrollo científico, asesoramiento profesional para las más disímiles actividades productivas y la ciencia y la investigación para seguir
anticipando la región al futuro.
Podría seguir una larga lista de enormes posibilidades que tenemos y que debemos concretar. Dependerá de cuánto comprendamos de la realidad histórica que nos sonríe. Será cuestión de dejar de mirarnos el ombligo, apelar a toda la generosidad de que seamos capaces y
dar el salto. Nos lo debemos como sociedad. Debemos
romper cien años de ataduras y avanzar. Como decía Perón, con los dirigentes a la cabeza… o con la cabeza de los dirigentes que no sean capaces de comprender, asimilar y potenciar todos sus esfuerzos hacia la gran oportunidad que los juninenses tenemos al alcance de la mano y del esfuerzo.