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una ventana de Junín abierta al mundo
POR ESTO Y MUCHAS COSAS MAS,
¡NO ESTOY CON EL CAMPO!
Eduardo José Aguilar
Los pibes bandera
Héctor Pellizzi
(Gracias María)
¡NO ESTOY CON EL CAMPO!
Eduardo José Aguilar
Los pibes bandera
Héctor Pellizzi
(Gracias María)
A los asesinos no les importan los niños,
- y no es el crimen de Campana-
Son los pibes bandera, fumigados de la soja.
Lo dice el diario La Capital , de la Capital “socialista” de Rosario.
En Las Petacas, un lugar de Santa Fe,
los niños son rociados con herbicidas
y pesticidas.
(Y pensar que eran los únicos privilegiados…)
Trabajan como postes, como banderas humanas
y luego, mañana, serán reemplazados
por otros, por otros, por otros…
Primero comienzan a fumigar en las esquinas,
después hay que contar 24 pasos hacia un costado, desde el último lugar donde pasó el avión
y pararse allí, para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar.
Práctica solución económica de los patriotas productores.
Los rocían con “Randap” y con “2-4 D”
Me recuerda aquel negro de la colonia llamado Bembé, que vino en buque esclavo de Angola.
Estos pibes, nacieron aquí y ahora.
También ayudan a cargar el tanque del “Mosquito”, avioneta que vuela bajo, y cuando hay viento les moja la cara.
Cobran 25 centavos por hectárea y hacen un millón y medio de metros cuadros por día, por día, todos los días.
Los chicos comen en el campo para no perder tiempo, pero igual les duele la cabeza, constantemente les duele la cabeza.
Son pendejos machos, (hay que aguantársela
al rayo del sol)
Respiran el olor del veneno, pero algunos se tapan la cara con una remera.
Los patriotas, los de las escarapelas más chicas,
usan banderilleros satelitales, los de las escarapelas más grandes, los hacen caminar
200 hectáreas por día, todos los días.
Y en las plazas de la ciudad, las cacerolas de teflón
rebasan azules y blancas de caviar y champignon.
- y no es el crimen de Campana-
Son los pibes bandera, fumigados de la soja.
Lo dice el diario La Capital , de la Capital “socialista” de Rosario.
En Las Petacas, un lugar de Santa Fe,
los niños son rociados con herbicidas
y pesticidas.
(Y pensar que eran los únicos privilegiados…)
Trabajan como postes, como banderas humanas
y luego, mañana, serán reemplazados
por otros, por otros, por otros…
Primero comienzan a fumigar en las esquinas,
después hay que contar 24 pasos hacia un costado, desde el último lugar donde pasó el avión
y pararse allí, para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar.
Práctica solución económica de los patriotas productores.
Los rocían con “Randap” y con “2-4 D”
Me recuerda aquel negro de la colonia llamado Bembé, que vino en buque esclavo de Angola.
Estos pibes, nacieron aquí y ahora.
También ayudan a cargar el tanque del “Mosquito”, avioneta que vuela bajo, y cuando hay viento les moja la cara.
Cobran 25 centavos por hectárea y hacen un millón y medio de metros cuadros por día, por día, todos los días.
Los chicos comen en el campo para no perder tiempo, pero igual les duele la cabeza, constantemente les duele la cabeza.
Son pendejos machos, (hay que aguantársela
al rayo del sol)
Respiran el olor del veneno, pero algunos se tapan la cara con una remera.
Los patriotas, los de las escarapelas más chicas,
usan banderilleros satelitales, los de las escarapelas más grandes, los hacen caminar
200 hectáreas por día, todos los días.
Y en las plazas de la ciudad, las cacerolas de teflón
rebasan azules y blancas de caviar y champignon.
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