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Desfinanciamiento
de las tasas municipales
Escribe:
Rubén Darío Gandulfo
Una enorme polémica se ha desatado en Junín por un aumento tibio de las tasas cuyo resultado es una mejora del 20% a los empleados municipales.
Una enorme polémica se ha desatado en Junín por un aumento tibio de las tasas cuyo resultado es una mejora del 20% a los empleados municipales.
No es difícil ver, en quienes se oponen, un claro posicionamiento político. Si el aumento de tasas no se da, tampoco será posible el aumento a los municipales y eso generará descontento y dificultades. En el caso de que esos obstáculos sean muy graves, el ejecutivo debería aumentar los salarios desfinanciando otros proyectos de crecimiento ciudadano. De una u otra manera tendría problemas de gestión. La oposición se frota las manos.
La mezquindad de la política tiene esas cosas. Primero ganar posiciones y si queda margen, lo que sirve para la gente. Claro, en este caso lo que sirve para la gente no es pagar más sino que los servicios se puedan seguir prestando de la mejor forma. Pero para ello hay que pagar los costos. Más y mejores servicios cuestan más plata. No hay remedio.
Es lógico que, si queremos vivir en ciudades cada vez más eficientes en la prestación de servicios, que sean mejores y más abarcativos, tendremos costos más altos. Pedir lo contrario suena infantil u oportunista. Forma parte de la lógica pura de un sistema capitalista aún cuando se pretenda que sea lo menos traumático posible para los que menos tienen.
Política de Estado del gobierno nacional
Por una Política de Estado, el gobierno nacional ha venido manteniendo muy bajas las tarifas de servicios apoyándose en los subsidios. Eso le permitió, hasta ahora, no hacer aumentar el costo de las prestaciones al bolsillo del pueblo. De la mano de esa quietud de valores, los municipios no pudieron subir las tasas de acuerdo al incremento de los costos. Quedaban a contramano. Mucho peor para los que, por no tener mayoría propia en los concejos deliberantes, no pudieron hacer pesar los votos a la hora de fijar políticas de aumentos de las tasas.
Esto pasó en Junín
Las tasas, que hace no más de cinco o seis años eras absolutamente superavitarias, pasaron a defeccionar en más del sesenta por ciento de su valor. Limpieza de las calles y recolección de residuos recaudarán tres millones este año pero el municipio tendrá que pagar ocho millones. Un dato concluyente. Ante este número… ¿por qué puede negarse un dirigente a aceptar que las tasas tienen que ser aumentadas? Sólo por política. En aquellos cuerpos deliberativos en donde los intendentes tuvieron mayoría propia, si bien el retraso igual se produjo a la sombra de la política del estado nacional, no lo fue tanto.
Esto fue hasta ahora. El gobierno tiene que pagar en dos años veinte mil millones de dólares. No pudo imponer mayores retenciones a las exportaciones de granos. Rápido de reflejos empezó a bajar subsidios con la autorización a los prestadores de aumentar las tarifas. Los municipios deberán reaccionar en la búsqueda de recursos o están condenados a defeccionar en el cumplimiento de lo proyectado.
La gente no puede pagar
Es el discurso opositor. Para algunos casos, la minoría, es exacto. No para todos los contribuyentes. Desde el municipio, la contadora Baro ha comparado el importe de las tasas con el costo del servicio de televisión por cable. Más de veinte mil familias, casi el setenta por ciento del ciudad abona por mes, para ver televisión, más que lo que abona por bimestre para recolección de residuos, recolección de montículos, barrido de las calles, agua potable, cloacas y la luz de la calle. Si comparamos la trascendencia de estos servicios esenciales y que todos ellos, en su conjunto, le cuestan al vecino menos de la mitad que ver televisión por cable, resulta obsceno, desde lo político, no valorar la decisión de recomponer la financiación genuina de la estructura de costos de los servicios. Esto, más allá de que, en esta oportunidad, el aumento de tasas sea absorbido en su totalidad por el aumento de salarios a los empleados y además, todavía falte dinero para cubrirlo, el que será aportado por otros ingresos municipales.
De todas maneras, que hay gente que no puede pagar, es cierto; que hay que aguzar el ingenio para ver como se puede ampliar la base recaudatoria para que no sea necesario cobrar el ciento por ciento de lo que cuesta cada servicio, también; y que además, como el régimen debe ser solidario, hay que buscar lo mecanismos para que el que más tiene sea el que pague más y subsidie al que tiene menos, absolutamente.
Esa es la cuestión. Aguzar el ingenio, crear ordenanzas inteligentes que ayuden a la gente que más necesita y que a su vez le garantice el municipio tener todos los recursos necesarios para, no sólo prestar servicios básicos, sino crecer, expandirse, establecer políticas públicas que garanticen un desarrollo sostenido para que a futuro haya más y más emprendimientos que den trabajo a nuestra gente y tributen impuestos importantes para seguir alimentando un círculo virtuoso de desarrollo integral de la comunidad y la región.
Lo importante
Está claro que sin plata no se puede hacer nada. También es un clamor que todos queremos una ciudad pujante, con recursos, con todos los servicios, con futuro. Es simple: Si vivo en un rancho, en el campo, tengo muchísimos menos costos que si lo hago en una ciudad con todo el confort. Hay que pagarlo. No se puede mirar para otro lado. El centro de la cuestión es que la plata que paguen los vecinos se gaste en donde se dice que se gasta. Estamos hartos de políticos corruptos que se llevaron fortunas para sus casas y las de sus amigos y testaferros. Esa debe ser, especialmente, la tarea de los representantes del pueblo, los concejales. Dictar normas para la convivencia, generar el marco legal para obtener los recursos y verificar que el dinero de los contribuyentes vaya a la gestión y no a los bolsillos de algunos. Cómo se va a gastar el dinero lo resuelve la gente, con su voto, cuando cada cuatro años elije un administrador. Al marco opositor le queda convencer a la ciudadanía que su propuesta es mejor y que, en el año 2011, la elija para la administración. La chicana oportunista es politequería que no lleva a ningún lado y perjudica a la gente.
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