Este año
llovió más que nunca pero no todo es culpa del clima
Las precipitaciones de este año superaron todas las
previsiones. No se puede creer la cantidad de agua que cayó en tan poco tiempo
en distintas regiones del país. La cuenca del Salado no fue una excepción. Toda la zona de la laguna “La Picasa”, General
Villegas, Rivadavia y hasta la propia
ciudad de Junín están sufriendo las consecuencias de un clima impiadoso. Pero no sólo el clima tiene responsabilidades
en el fenómeno.
Es posible que la decisión del intendente Petrecca de
mantener la cota alta de “Laguna de Gómez”
para preservar la riqueza ictícola y las actividades náuticas en el “Parque
Natural Laguna de Gómez” haya sido un error estratégico a la hora de valorar el
manejo del agua. Pero no es la principal
falla.
Hemos dicho y escrito muchas veces sobre el error
imperdonable de quienes decidieron la ejecución de la obra y la inexplicable actitud de un gobierno que
empezó muy bien en la consideración del proyecto pero que luego, por las razones que sea, desfinanció la
ejecución e impidió que la obra se concretara en su totalidad y cumpliera su
cometido. Se invirtió muchísimo dinero
pero al dejarla inconclusa el resultado final se puede considerar casi nulo.
La
ejecución inapropiada
Esto no lo decimos ahora,
con el diario impreso como suelde decirse; lo dijimos y lo planteamos muchas veces en los comienzos de la realización
de la etapa inicial: resulta inadmisible que una obra de drenaje se inicie
desde el nacimiento de la cuenca en lugar de empezar desde la desembocadura. Es
obvio que, con el mayor drenaje en la
parte alta, sin terminar la media se
produzca un cuello de botella y por ende un anegamiento inevitable. Fue lo que
pasóya varias veces.
Con la obra inconclusa y sin un adecuado manejo de las
cotas en las zonas intermedias, el
Salado se desborda e inunda miles y miles de hectáreas al pasar. El
drenaje rápido de la parte superior de la
cuenca primero inunda la zona no desarrollada,
la que empieza al ingresar a la laguna “El Carpincho” y luego frena la
masa de agua para inundar todo su recorrido. Era lógico que así sucediera. Nadie dijo nunca por qué la obra se inició al
revés. Ya no lo sabremos, se fueron del poder si explicarlo y sin
terminar la pomposamente llamada “solución definitiva” a las inundaciones de la
cuenca del “Salado” mediante el “Plan Maestro”. Luego de varios kilómetros sin
obras, sobre el final de la cuenca, llegando a su desembocadura en la “Bahía de
Samborombón”, lo que debería haber sido
el comienzo de la ejecución, también se
ha ejecutado. Quedaba la fase
intermedia. Letal. Un cuello de botella que impide que el
drenaje hacia el Mar Argentino sea limpio y el desagote de los excesos de
agua impida el anegamiento aguas arriba.
La
inversión que no fue
Nunca nadie lo dijo,
jamás sabremos qué pasó, o al
menos nadie lo explicó todavía; pero no
se sabe por qué la obra quedó inconclusa y el tramo a medio ejecutar. ¿No se previó todo el dinero necesario para
completar la obra? ¿Se previó pero se desvió? ¿El dinero nunca salió del
gobierno nacional o salió con rumbo desconocido?
La realidad es que la obra está inconclusa, que hay un manejo del agua que no es
profesional, que la obra frenada en el
“El Carpincho” pone el gravísimo riesgo
ya no sólo los campos productivos sino también los ejidos urbanos de varias
ciudades, en especial Junín.
Una fuerte inversión inmobiliaria privada se interesó y
concretó a lo largo del “arroyo” como se le llama al río Salado desde la “Laguna de Gómez” hasta la laguna “El Carpincho”, o al menos hasta la ruta nacional 7. Es fácil suponer la angustia de esos vecinos
que invirtieron tras la promesa de que “nunca más se va a inundar la zona” y
ahora, por el exceso imprevisto de precipitaciones, la sucesión de errores en
el manejo de las aguas y la sub ejecución de la obra aquella promesa se rompe en mil pedazos.
La cuestión no se circunscribe sólo a los inversores en
la zona del “arroyo”; la ciudad toda está en peligro; toda la franja que da a la avenida de
circunvalación corre riesgo real. No hay
que olvidarse que, años antes de la obra
inconclusa del “Plan Maestro”,
previsiones de hidráulica ponían como zona de riesgo el ejido urbano al
menos hasta la Plaza 9 de Julio.
Petrecca, emulando a dos ministros
nacionales, deberá también ponerse a
rezar; quizás el Señor escuche sus ruegos
y la situación no pase de ser un breve período de angustia. Veremos si
la Nación y la Provincia ponen manos a la obra y definitivamente llevan el
“Plan Maestro” a buen puerto… aunque parezca sólo un juego de palabras.
Por ahora, sobre fin del año pasado se informó sobre una inversión de 1680
millones de pesos. El Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda explicó
en un comunicado: "Las obras impactarán de manera directa en los
municipios de la cuenca central del río Salado: Lobos, 25 de Mayo, Roque Pérez,
San Miguel del Monte, Navarro, Chivilcoy, Alberti y Bragado" De Chacabuco ni hablar, el cuello de botella parece que va a
seguir, daría la sensación que más que
rezar, Petrecca debiera gestionar que la
obra se lleve adelante desde donde se dejó, en la laguna “El Carpincho”, si no,
el riesgo seguirá latente y todo indica que cada año la situación en materia de precipitaciones, tenderá a
empeorar.
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